Dehesa Camarate, Lugros.

Nos comentaron que era un bosque precioso, teneís que ir allí que os va a gustar mucho, pero la climatología se quiso oponer con lluvia y viento para hacernos desistir, pero al contrario de lo que pretendía, nos animó y embelleció aún mas si nuestra experiencia, para recorrer un lugar que nos sorprendio gratamente con los colores del otoño realzados por la lluvia.

El lugar es un "horcajo" (espacio donde dos arroyos confluyen), conservado, según nos comentan en el pueblo por ser una finca privada y lugar de pasto para reses.  Y actualmente es un bosque sobre todo de arces, pero tambien fresnos, cerezos. 

Según una vieja leyenda de Lugros, un padre y su hijo de corta edad, se internaron en una ocasión en el bosque, pero el niño nunca volvió y en ocasiones se puede oir su llanto mientras se camina por el lugar.

Para comenzar nuestra ruta, partimos desde la plaza de Lugros, hasta los depósitos de agua del pueblo, desde allí siguendo un camino claramente, llegamos a una angarilla que atravaesamos y desde este punto, ya las vistas comienzan a ser espectaculares, y son un avance de lo que se encuentra más adelante.  El camino se encuentra marcado por unas marcas blancas y amarillas.

Continuamos por la senda hasta alcanzar una pequeña acequia que seguimos en sentido ascendente sobre el barrancoque da acceso al pueblo, y desde allí alcanzar la senda que sube hasta la entrada en la dehesa, guardada por una amplia cancela y con un pequeño paso lateral para los caminantes.  Aquí comienza realmente el camino, con una pequeña ermita y una construcciones para la gestión del ganado. 

El mientras continuabamos ascendioendo el camino, los colores iban cambiando del verde a unos  amarillo, marron, rojo  cada vez mas dominantes de robles, álamos, arces, serbales, alisos, fresnos. Pudimos oir el canto de de algunos pájaros, cuando la llúvia daba algún descanso, lluvia que por cierto, avivó los colores del otoño en la zona. 

Solo pudimos llegar hasta la mitad de la ruta, un collado, donde el comino continuaba hasta un tentadero, pero la lluvia y sobre todo el viento, nos hicieron desistir de nuestro empeño y deshacer el camino andado. 

Es de resaltar la importancia de este bosque, pues es el mayor robledal del sur de España.  Un lugar que sin duda merece la pena proteger y conservar para generaciones venideras.






Ya de vuelta en el pueblo, aprovechamos para disfrutar de la rica gastronomía local. Como nota de interés, hacer este camino en otoño requiere registrarse/solicitar autorización al Ayuntamiento de Lugros.  
En este enlace podeís ampliar en la historia del bosque

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