Monte Perdido Extreme, segunda jornada, la aventura continua.


Como continuación a la primera entrada, en esta continuamos con la segunda e impactante segunda etapa, la que más miedo nos daba por su verticalidad.

Tras la agotadora etapa anterior, y un merecido descanso, comenzamos el día temprano, recogiendo todos los enseres, y dando buena cuenta del desayuno del refugio, para acumular fuerzas para esta segunda etapa, la más corta pero también la que acumula un mayor desnivel en una distancia menor.

Partimos bajando desde el refugio de Espugettes hacia el circo de Gavernie, primero por unas laderas cubiertas de hierba y posteriormente siguiendo un pequeño arroyo que nos guió hasta un bosquecillo que que ocultaba el camino.

Camino que baja desde Espugettes hasta el circo de Gavarnie

Ya en las cercanías al circo de Gavarnie, el camino excavado en la pared de la montaña comienza dar muestras de vértigo, pues en ocasiones, al estar excavado en la pared  tiene grandes caídas, además de estar oculto a la vista de los curiosos por los arboles que lo tapan, pero en los pocos claros del camino, ya se puede apreciar la majestuosidad y tamaño de la montaña, que nos hace sentirnos como pequeñas hormigas.

El Circo en toda su inmensidad.

Lo que dejábamos atrás que tampoco es moco de pavo
El camino sale sobre el Hotel du Cirque, en el lado izquierdo del circo y que nos hace exhalar un ohhhh, ¡Dios mío!,¿¡ ahí tenemos que subir?! .  Se nos presenta una enorme pared semicircular con una gran cascada frene a nosotros y otras más pequeñas (aunque no tanto) que le hacen compañía.  Llegamos temprano, pero los turistas que allí había, nos miraban con cara de extrañeza.  Y donde nosotros no podíamos hacer otra cosa que contemplar embobados la inmensidad del circo embebidos en el sonido de la gran cascada, casi o más de 300 metros de caída y que cuando se congelaba en invierno se podía escalar.

La subida, en esta hay estamos arriba, pero como se ve es muy escarpada
Tras unos minutos contemplativos, continuamos con la ruta, y nos ponemos en la tarea de localizar el camino que sube hasta el refugio de Sarradets, y la Brecha de Rolando, bastante difícil de localizar desde la lejanía y al que pudimos encontrar al ver otros montañeros que también tomaban esta ruta. Al llegar al indio pudimos comprobar que también se encontraba señalizado. Antes de comenzar la subida, casi vertical (restaban 3 kilómetros de ruta y 1000 metros de desnivel) las dudas asaltan al que escribe y le hacen pensar en abandonar la ruta, pero tras unos minutos  y retomados los ánimos, iniciamos la subida, ayudándonos aveces de con las manos, en otras casi a gatas y en algunos tramos usando las cadenas instaladas en los puntos más comprometidos, de cuando en cuando en los descansos para recuperar fuerzas, volvíamos la vista a contemplar la cascada, la montaña y los inmensos pliegues y repliegues de la roca, comenzamos a los pies de la gran cascada,  al cabo de un tiempo estuvimos a la mitad de su altura y para al cabo de unas tres horas aproximadamente, la pendiente tomo una inclinación más suave, llegamos a un pequeño llano cubierto de verdes hierbas y donde las ovejas pastaban tranquilamente contemplando a los locos que subíamos por ese empinado camino.  Allí aprovechaos tomar un merecido descanso y dar cuenta del picnic que nos hicieron en Espugettes y también para no dejar de maravillarnos por la grandiosidad de la montaña (el pico que se encuentra sobre el circo es el Cilindro) que en la que nos encontrábamos. Así mismo pudimos contemplar lo poco que queda ya de los glaciares del pirenaicos, algo meramente testimonial. 
más o enos así era la cuesta
La gran cascada, casi a la mitad de su altura
Los espectaculares pliegues en la roca 

Uno que pasaba por allí. 

Aquí ya el camino se puso mas "suave"
Una de las muchas marmotas 


Tras dar cuenta del picnic y respuestas las fuerzas, además del chute de moral que da semejante subida a quien la realiza, comenzamos el tramo final del camino hacia Sarradet, el camino era rocoso, con un pequeño arroyo y más agradable de realizar, pudiendo ver a lo lejos la gran pared que contiene la Brecha de Rolando, donde ahora se dirigían nuestras miradas, así mismo en esta etapa también nos acompañaron las marmotas y sus chillidos  hasta el mismo refugio.  Y así tras una escasa hora más llegamos al refugio, donde aprovechamos para descansar, tomar una cervecita de la victoria y contemplar la majestuosa brecha, así como el gran circo, también pudimos comprobar que por esa zona también se hace escalada, al ver a los escaladores llegar al refugio, y que al mismo refugio se puede llegar por la carretera d923 que llega hasta una estación de esquí desde la que parte una pista que llega también al refugio, más sencillo, pero que no supone ningún reto y por supuesto no tiene las vistas y la experiencia que supone subir desde el circo, situado a una altura aproximada de 1500 metros hasta el refugio situado a 2550 para subir al día siguiente hasta 2800 metros en la brecha. 
El último trecho con la brecha a la vista


La cascada no se ve y el tiempo comienza a encapotarse
Panoramica desde donde nos tomamos el almuerzo
Panoramica desde el refugio 
Los guardas del refugio nos obsequiaron con una abundante cena a base de frijoles y arroz en la que pudimos compartir un ambiente con montañeros de muchos lugares y donde pasamos una noche de refugio compartiendo cuarto con otros 40 montañeros, pero esa es otra historia, pues el refugio afortunadamente ha sido ampliado. Como extra un pequeño video gentileza de los señores de google.

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