El Pinsapar-El Bosque

Tras dos meses de larga espera, por fin llego el día para el que se nos concedió permiso y pudimos partir hacia Grazalema para caminar por la ruta del Pinsapar. Así que partimos impacientes hacia nuestra ansiada ruta. El dia amaneció perfecto para la practica del senderismo, soleado y sin nubes, aunque con la temperatura algo alta para las fechas en que nos encontramos. 

Tras la parada de rigor para el desayuno, continuamos la ruta y a eso de las 11 de la mañana y estabamos en el aparcamiento desde donde parte el sendero del pinsapar. Recogimos las mochilas y bastones, nos ajustamos las botas y comenzamos la subida por el bosque de pinos y encinas que hay en la ladera opuesta, una subida con un desnivel de 200 metros y algo pesada por el sol que caía y que pegaba algo fuerte para ser diciembre, una vez alcanzado el puerto de las cumbres, disfrutamos de un paisaje magnifico, Algodonales, Villamartin, los picos del Lagarin y La Graja y otros pueblos que no alcanzamos a identificar, y tras un descanso para recuperar el resuello, disfrutar del paisaje y tomar algunas fotografías, continuamos por el sendero, rumbo al pinsapar que discurre por las faldas del pico San Cristobal.



Una vez alcanzamos el pinsapar, nos adentramos en un bosque prehistorico, con un follaje denso, donde de cuando en cuando se podía ver algún viejo arbol que había sucumbido a los achaques de la edad, o troncos con formas imposibles, y sobre todo de un bosque al que no estamos acostumbrados por estas latitudes, aquí por suerte y al tener la pared de la montaña que nos daba una generosa sombra, pudimos disfrutar de un paseo entre gigantes de otro tiempo.




 


Tras abandonar el bosque de pinsapos, llegamos a un prado, done el paisaje comieneza a cambiar, y los pisapos dejan paso a quejigos y encinas, donde aprovechamos para la pausa del almuerzo, y disfrutar de las ricas viandas que aportamos entre todos y del vino que nos ofrecieron nuestros amigos María y Ramón. Tras finiquitar y reposar un poco, retomamos la marcha, no sin antes llamar a un taxi para que nos recogiera en El Bosque, si he dicho bien, pues decimios continuar la ruta hasta allí.

 
Comenzamos la bajada hasta Benamahoma, siguiendo una pista forestal en muy bien estado, que zigzagueaba bajando de un modo muy contundente, dejando atrás las alturas, los pinsapos y El Torreón, para llegar a Benamahoma  y disfrutanando de un paisaje muy diferente al que habíamos dejado más arriba  y cada vez más civilizado. Desde Benamahoma, tomamos el Sendero del Majaceite, nos sorprendió y gratamente el que apenas hubiera senderistas tras haberlo visto convertido en una autentica romería en otras ocasiones, además disfrutamos de una luz muy diferente del sendero, pues ya estaba cayendo la tarde y nos permitió disfrutar del sendero de una manera diferente. Finalmente llegamos al bosque donde nuestro puntual taxista nos estaba esperando, para llevar a los conductores hasta el inicio del sendero, para recoger los vehiculos y volver a casa. Mientras tanto los que nos quedamos en El Bosque aprovechamos para buscar un lugar acogedor para reponer electrolitos y energía.


Una ruta muy interesante y una espera que mereció la pena. Muy triste fue el hecho de que tuvieramos que ir recogiendo basura de una zona de máxima protección.



























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