Vereda de la Estrella

Si, a pesar del temporal de nieve que nos azotó el pasado 27 de febrero, nos armamos de valor y paciencia,para marcharnos a Güejar Sierra y recorrer la Vereda de la Estrella, un recorrido impresionante y magnifico, y con gran cantidad de nieve en esta ocasión.

Comenzmos no muy temprano, dejando los coches un kilómetro más atras debido que por derrumbres que han ocurrido no es posible llegar al aparcamiento de la vereda, así que dejamos los vehiculos en un pequeño ensanche y comenzamos la ruta cruzando los puentes colgantes y dejando siempre a nuestra izquierda el Genil. 

El día amaneció con pocas nubes y muy claro, por lo que pronto pudimos disfrutar de las maravillosas vistas, pero no podíamos distraernos mucho, pues el estado del camino exigia atención y cuidado pues aún había algo de hielo, aunque afortunadamente no hizo falta ni crampones o piolet en todo el camino, así continuamos nuestro camino, en el cual practiamente nos encontramos solos, el hecho de que fuera el último día del puente y la mala climatología de los días anteriores puede que tuvieran la culpa, aunque también fue de agradecer, pues además de las vistas pudimos disfrutar de la compaía de las cabras montesas a partir de la mitad del recorido, aunque ya casi desde el principio pudimos observar sus huellas en la nieve.

Al llegar al desvío de la cuesta de los presidiarios, nuestro grupo se dividió para por una parte ir hasta el refugio de la cucaracha y llegar al cruce de los rios y por otro continuar por la vereda hacia el cruce de los rios.  El autor continuo por la vereda.

Así, avanzando por la vereda, el volumen de nieve aumentaba paulatinamente y aunque esta era podría decirse "nieve polvo" y no estaba muy asentada hacía bastante lento y obligaba en muchas ocasiones a extremar el cuidado por lo estrecho y deslizante de algunos pasos. Y nos obligó a que tuvieramos que abrir camino casi antes de llegar al cruce de los rios.

Una vez en la zona  del cruce de los rios aprovechamos para reponer fuerzas y comer algo, también pudimos contemplar con deleite y admiración a grupos de cabras montesas y esplendidos ejemplares de machos cabrios, así como la cumre del Alcazaba toda blanca y majestuosa.Y así tras esperar al otro grupo y acercandose la hora acordada con ellos iniciamos nuestro regreso por la vereda con la confianza de encontrar a nuestros amigos también en la vereda de vuelta como así fué.

Durante la vuelta las cabras observaban nuestra marcha desde lo alto, lo que ocasionó algún que otro susto, por las piedras que dejaron caer. También nuestro recorrido pudimos contemplar las tres minas que habían funcionado en la vereda, hasta los años 50 del siglo XX y que  funcionaban todo el año, invierno incluido, os podeis imaginar en que condiciones, y cuyo producto se transportaba a lomo de mulas por la vereda.

Una ruta maravillosa, que tuvimos la suerte de disfrutar y que tendremos que repetir.






El "abuelo" nevado.


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