Ascensión al Almanzor.

Tras unos meses sin escribir y apartado de las rutas por diversos motivos, retomamos el blog con nuevas rutas. Espero que os gusten a todos.

En esta ocasión tomamos camino en dirección a Hoya del Espino, en Avila, para ascender al pico Almanzor, el más alto de la sierra de Gredos.

Nuestra ruta comenzó el viernes y tras varias horas de ruta, llegamos ya entrada la noche a hoya del  Espino, partiendo de un calor practicamente veraniego, no olvidemos que estamos en octubre y 36 grados en estas fechas no son normales, y al llegar a Avila nos encontramos con temperaturas de 4 y 3 grados, supongo que debido a la altura.

Tras hacer noche, madrugamos el sábado para desayunar pronto y subir hacia el refugio Elola.  La suerte estuvo de nuestro lado, y pudimos pasar con la furgoneta, y nos libramos de hacer el camino a pie, o tener que esperar varias horas, pues al ser puente y muy accesible el acceso a la plataforma , el acceso estaba restringido a las plazas libres que hubiera en la plataforma.   Tras dejar el vehículo y recoger los pertrechos, iniciamos nuestra marcha hacia el refugio, por una senda bien señalizada y con mucha gente en el camino, las desventajas del puente.


El paisaje tristemente seco debido a la falta de lluvias otoñales ofrecía unas bonitas vistas de los pueblo que se ubican en la falda norte de la sierra., y por la parte este nos pareció atisbar los Galayos. Tras un par de horas de camino se lleva al mirador que ofrece una gran vista de la Laguna Grande, el Refugio, y todo el circo glacial que conformaban un paisaje de una belleza impresionante, donde uno se siente pequeñito e insignificante. Desde el mirador, nuestro camino comenzó una senda descendente que nos llevó a caminar junto a la laguna, disfrutando de su frescor, y de su fauna única. Tras media hora adicional de camino  llegamos al refugio, donde pasaríamos la noche para descansar y reponer fuerzas para nuestra ascensión al Almanzor. Y mientras aprovechamos la tarde para investigar los alrededores, disfrutar del atardecer e impresionarnos con la agilidad de las cabras montesas que merodeaban sin miedo por los alrededores.

Tras  una noche de refugio, madrugamos para desayunar pronto e iniciar la ruta con la fresquita. Fue de agradecer a los guardas del refugio que nos dejaran aguantar las taquillas hasta el mediodía, así pudimos aligerar las mochilas y llevar lo estrictamente necesario para la ascensión.

La subida es continua desde la partida del refugio, conforme se asciende, las grandes piedras arrastradas por el extinto glacial, van dando paso a piedras de menor tamaño que dificultaban la ascensión y obligaban a extremar el cuidado a fin de no desprender ninguna sobre los compañeros que subían o sufrir algún accidente.  En la subida nos cruzamos con un grupo de machos cabrios enzarzados en un combate y con una pequeña salamandra  endémica de la zona, estos encuentros fueron un gran aliciente y nos animaron mucho, pero la ascensión tenía que continuar y no podíamos demorarnos en demasía. 


Mientras avanzábamos en la subida, esta se iba volviendo más escarpada, hasta llegar a la portilla del crampon, donde práctcamente ya era escalar mas que caminar lo que había que hacer para llegar al pequeño collado que da acceso al tramo final de la ascensión al Almanzor. 


En este punto es donde el que escribe, decidió que ya era bastante y dejé que el resto del grupo continuara su ascensión, a pesar del poco camino que quedaba por realizar.   Y tras disfrutar de unas vistas maravillosas y esplendidas  inicié el destripe para deshacer el el camino y volver al refugio.



Realmente es una ruta estupenda, aunque algo complicada y que requiere mucho cuidado por parte de quien la realice, ya que los accidentes son frecuentes, por lo que toda precaución es poca.. Aquí tenéis la ruta por si os animáis a realizarla algún día.

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